El uso de leña como combustible, sumado a las malas condiciones de aislación de las viviendas y los altos índices de contaminación del aire, podrían generar condiciones muy favorables para el desarrollo del Covid-19 en las ciudades del sur de Chile afectando a la población más vulnerable, según estudio de investigadores CEDEUS.
Por: Lila Osorio, CEDEUS
La capital de la Región de Los Ríos presenta un uso intensivo de leña para calefacción, tal como el resto de las ciudades del centro-sur de nuestro país, las que han estado entre las más contaminadas del mundo en varias ocasiones.
Felipe Encinas, investigador CEDEUS y académico de la Facultad de Arquitectura UC, explica que “la precariedad del ambiente intradomiciliario tiene consecuencias negativas para la salud física y mental de las personas, y aumenta su vulnerabilidad frente a enfermedades que atacan al sistema respiratorio. Hay evidencia en Estados Unidos e Inglaterra acerca del rol de los contaminantes en la dispersión e incidencia de COVID-19”.
En el caso de Valdivia, señala Encinas, el 25% de las familias están sometidas a un estrés económico agudo y permanente, en el cual el abastecimiento de energía es secundario ante las dificultades que tienen para satisfacer necesidades básicas. Ello implica que, para calefaccionarse, la población más vulnerable recolecte leña o incluso materiales de desecho para combustionar sistemas que no siempre tienen la ventilación adecuada. Y ello en casas que no cuentan con estándares térmicos por lo tanto más difíciles de calentar.
Dado que existen antecedentes acerca de la que la contaminación atmosférica aumenta la tasa de incidencia y mortalidad de las enfermedades respiratorias, es relevante conocer cuáles son los sectores más contaminados en cada ciudad y quienes están más expuestos a la contaminación.
El estudio establece cuáles son los sectores en Valdivia que presentan mayores índices de contaminación por el uso de combustibles no adecuados, determinando que la contaminación atmosférica no afecta a todos por igual, sino que se concentra en ciertas áreas como las poblaciones Altos de Mahuiza, Pablo Neruda, Yáñez-Zabala, los Ediles, el sector conocido como CORVI, y en torno al Parque Kramer.
Además, al cruzar dicha información con datos demográficos que indican en qué sectores viven la población de mayor edad, y por ende más vulnerable al COVID-19, queda en evidencia que son las mismas áreas más contaminadas. Y donde también existe una mayor concentración de familias pertenecientes a los primeros tres deciles de ingreso, es decir, familias con una mayor vulnerabilidad económica y social, lo cual es coincidente con la precariedad de la vivienda.
Un porcentaje muy importante de los habitantes del centro-sur de nuestro país está sometido a condiciones desfavorables de acceso a la energía para lograr confort térmico en sus hogares. Como consecuencia, la población enfrenta una carga económica importante asociada a la compra de energía para calefacción, llevándola a preferir combustibles de mala calidad, pero a precio asequible, con múltiples consecuencias para la salud
Esta problemática es denominada como pobreza energética y se asociada a tres causas principales: bajos niveles de ingresos, altos costos de energía y bajos niveles de eficiencia energética residencial.
Según los investigadores, este concepto posibilita comprender mejor el uso de combustibles no apropiados, considerando su asequibilidad (precio relativo en comparación a otras fuentes de energía), su accesibilidad (posibilidad de autoabastecerse a través de recolección) y su capacidad calorífica. Este último aspecto es muy relevante en un contexto ambiental caracterizado por el frío y la humedad.
Considerando sólo los meses de invierno, el 60% de los hogares de Valdivia podrían estar en un estado de pobreza energética, ya que utilizan más del 10% de sus ingresos para satisfacer necesidades de energía. El estado de la vivienda es probablemente uno de los factores más relevantes en este análisis, en términos del impacto potencial que el frío, la humedad y la contaminación atmosférica puedan tener en la salud de las personas que las habitan.
A partir de este análisis, para el equipo se vuelve evidente la necesidad de mejorar las condiciones de aislación térmica de las viviendas, el acceso a fuentes energéticas de mejor calidad y la protección de la población vulnerable a partir del refuerzo del sistema de salud. Es para esto necesario que se accionen políticas urgentes, de mediano y largo plazo a modo de mejorar la aislación de las viviendas y el uso de energías limpias y sostenibles.